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viernes, 15 de abril de 2011

¿Por què Mentimos?

Vamos a partir de algunas consideraciones. Según una definición de la Real Academia, una mentira es una “expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa” y el acto de mentir es “fingir o aparentar”. Así, un discurso puede ser “mentiroso” si el que lo está pronunciando cree que lo que dice es falso. Sería como engañar de manera consciente.
Otro punto de vista, algo más psicológico señala, que la mentira es una forma de eludir la realidad y por tanto la responsabilidad que tendría el afrontar la verdad de alguna cosa. Muchos trastornos psicológicos llevan asociada la mentira como forma de evitación de circunstancias. Sin embargo a la larga si llega a convertirse en hábito, puede suponer un trastorno psicológico considerable.
Desde el psicoanálisis, para hablar de la mentira hay que hablar de la verdad, ya que son dos términos que están íntimamente enlazados. Muchas veces las mentiras pueden revelar la verdad sobre la esencia de quien la enuncia, con lo cuál no se miente azarosamente con cualquier cosa; sino que una mentira condensa algún fragmento, alguna marca particular de la historia de quien la dice.
En el psicoanálisis el engaño y la mentira no son pares opuestos a la verdad, sino que en cada mentira, en cada engaño la verdad de esa persona en particular está condensada. La función del analista es poder leer, poder revelar la verdad oculta en esa mentira y señalizársela al paciente a través de la palabra. Su papel del analista es hacerle oír a su paciente la verdad de su decir.
En este sentido, la mentira, no es una cuestión de época, sino que está en la estructura misma del ser humano. Hay mentiras enunciadas con intencionalidad consciente y otras enunciadas con intencionalidad inconsciente (no sabe que está mintiendo). Las dos dan cuenta de lo particular, de lo subjetivo de quien la enuncia. El ocultamiento es otra cosa, funciona como velo para aquellas cosas que no cierran en el hombre: que no existe la felicidad, que las cosas no salen redondas, que el otro tiene fisuras, topes, que está limitado.
Pero... ¿Por qué mentimos?
  1. Determinadas personas, en algún momento, aprenden a eludir sus responsabilidades mintiendo. Si lo realizan durante mucho tiempo, la mentira termina convirtiéndose en hábito, apareciendo de este modo un trastorno psicológico serio que le impide controlar su comportamiento, donde la mentira acaba dominando al individuo.
  2. La mentira se da también porque el sujeto obtiene cierto placer, se siente de alguna forma más listo que los demás. El hecho de correr cierto riesgo favorece la aparición de una elevación de adrenalina y cierto placer asociado al riesgo. Recibe el beneficio secundario que supone el no afrontar el acto realizado. Sin embargo cada mentira, además puede llevar asociada que la persona se vea obligada a unirla con otras nuevas. Por ejemplo, una persona dice a su doctor que le duele el estómago para evitar acudir a su trabajo. El médico le remite al especialista y éste le realiza una prueba muy dolorosa que consiste en introducir un tubo por la garganta hasta el intestino. Finalmente la conducta ficticia inicial lleva al paciente a un dolor real de garganta y a lo mejor a la pérdida de su trabajo si su jefe descubre el invento.
  3. También otra causa está relacionada con la autoestima. Llevados por la inseguridad y desconfianza en nuestra capacidad de ser aceptados tal como somos, podemos caer en la tentación de adornar aquí y allá nuestra historia y nuestras habilidades de forma que causemos una impresión favorable en las demás personas. Esta es quizás el origen de la mentira que más se está generalizando en nuestro tiempo en la que la imagen superficial y la búsqueda de estereotipos y clichés socialmente aceptados se está imponiendo.
¿Cómo se puede prevenir la mentira? Una manera de evitar que la mentira se transforme en una obsesión en la edad adulta es "no castigar a los chicos cuando dicen una mentira menor, ya que es propio de la imaginación infantil y forma parte de su maduración". Los padres deben explicar las diferencias entre fantasía y realidad a los niños/as. El desarrollo de una fantasía muy grande puede llevar a los niños/as a cultivar "otra realidad" inventada que es la puerta a la mentira. Hay que hacerles saber distinguir entre imaginación (estimulándosela también) y realidad.
Al preguntarnos ¿Cual es la cura del mentiroso? habría antes que curar a sus padres (un muy alto porcentaje de matrimonios es un lento infierno), a su sociedad, a su cultura, a la historia humana, construida a base de estafas, crímenes, injusticias y fanatismos….
¿Qué podemos hacer entonces? Podemos comenzar por nosotros mismos, detectando claramente cuáles son nuestras mentiras, de qué manera chantajeamos a los otros, cómo nos vendemos, que personajes actuamos, de quienes nos aprovechamos… Y luego, el momento más importante, hacernos conscientes de cómo nos hemos mentido a nosotros mismos…
Para sanarse hay que querer sanarse. Querer con la misma intensidad que una persona muriendo de sed clama por un sorbo de agua. Si logramos cesar de mentirnos a nosotros mismos, es decir comenzando a vivir como lo que somos y no como la familia, la sociedad y la cultura quiere que seamos, podemos entonces tratar de curar al pequeño mentiroso.

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